La Ciudad de los niños Perdidos

Corría el ya lejanísimo año 95, cuando en una de las añoradas salas de cine que poblaban Sevilla antes de las monstruosas multi-salas de los centros comerciales las devoraran (el cine Delicias concretamente), pude disfrutar en mi adolescencia de esta autentica experiencia cinematográfica. Por aquel entonces yo nada sabia de los franceses Jeunet y Caro, que en 1991 con su primer film Delicatessen dejaron honda huella en critica y publico con su rompedora y revolucionaria manera de hacer cine.

Recuerdo que lo que me llamo la atención fue el magnifico cartel de la película y tras 110 minutos de magia salí prometiéndome que tarde o temprano me haría con una copia de la misma. Primero fue una grabación del canal +, luego una copia de segunda mano que pude conseguir en un videoclub y por fin en Diciembre del año pasado el deseado DVD en una edición, para mi sorpresa, bastante decente de 2 discos con interesantes extras.

Y tras tanto rollo nostálgico os comentare un poco la película que para eso estamos.

En una atemporal ciudad portuaria, con unos decorados increíbles, se esta produciendo una epidemia de desapariciones de niños pequeños, en ella encontramos a One ( Ron " Hellboy "Perlman ), antiguo marinero que se gana la vida como forzudo de feria y que sufrirá la desaparición de su hermano pequeño. Ingenuo como un niño pero con una enorme determinación puesta en encontrar a su hermanito, seguiremos sus pesquisas por la ciudad que le llevaran a conocer a sus mas increíbles habitantes como una hermandad de raterillos a lo Oliver Twist comandadas por unas brujas siamesas, un domador de pulgas adicto al opio y un buzo que se dedica a recoger la basura de los muelles.

Gracias una raterilla llamada Mina, pronto sabremos que los autores de los secuestros son una secta de cíclopes, que cambian a los niños por tecnología al malvado Krank que vive en una plataforma rodeada por un campo de minas en medio del mar.

Película increíble y espectacular, un derroche de imaginación, un delirio visual. Como ya os he dicho los decorados son flipantes, el vestuario diseñado por Jean-Paul Gaultier espectacular, la fotografía preciosa y unos efectos infograficos magníficos para la época.

Total una pasada que no dudo en recomendar a todos los seguidores del cine de Terry Guilliam, Tim Burton y al cine en general.